domingo, marzo 26, 2006

Rock'n Roll de los Idiotas

Ahí estaba yo, dejando el alma en el papel, consciente de que era tarde y aún así, desafiando al tiempo.
Dibujaba tan rápido como mi mano y mi estética me lo permitían. Y aunque el estrés hacía a mis yemas sudar una sustancia que manchaba mi trabajo con singular destreza y alevosía, intentando no perder el control, yo me repetía a mi mismo una y otra vez que podía limpiar la infame suciedad una vez escaneado el dibujo.
Miraba con ansiedad el reloj, con la esperanza de terminar antes que dieran las 8:00...
Pero entonces fue cuando ocurrió. Aquellas sucias y grotescas criaturitas, esos engendros estúpidos y deformes llegaron a recogernos en una espeluznante muestra de buena educación, cultura, respeto y prudencia, portando ostentosamente una actitud que decía a los cuatro vientos "Llegamos a tiempo ¿y qué?"... Pero no habían llegado a tiempo... legaron 17 minutos antes de la hora indicada.
Sintiendo que mi páncreas iba a explotar y derramando ira por cada uno de los poros de mi cuerpo, hice furiosamente mi maleta (la cual no he revisado, estoy seguro que algo se me olvidó) y salí.
Entonces los vi, la familia de gnomos aldeanos con trisomía en el par de cromosomas número veintiuno. Sonreí para no tener que saludarlos, pues sabía que algún insulto con respecto a su progenitora sería capaz de escapárseme. Papá gnomo, como persona educada que es, no se bajó del carro ni siquiera para saludar y sólo daba instrucciones a través de su ventana a medio bajar. La útil y simpática de su esposa, en cambio, se mantenía ocupada siendo un estorbo total para el acomodo de nuestro equipaje ( el de mi hermana y el mío) y el de su afeminado gnomito remedo de hijo.
Me despedí de mi madre y me subí al vehículo, en el cual, todos mis sentidos fueron sometidos al más sublime de los deleites. Desde mi gusto hasta mi tacto. Toda forma de percepción que posee mi cuerpo fue alcanzada por la exquisita selección musical de la familia. Los más prodigiosos y talentosos interpretes de la escena musical enunciaban de manera idónea letras que ni el más astuto y ocurrente de los poetas sería capaz de escribir. Pinches aldeanos pendejos. No se si me molestó más eso o el hecho de que viajamos en carretera con las ventanas abiertas, escuchando directamente en los tímpanos el angelical vals que producen los escapes de las pipas y los trailers.
Justo en la entrada de la metrópoli a la que nos dirijamos, había una muchedumbre (de entre la cual llamó mi atención una mujercita bastante visible) rodeando un accidente. Mamá gnomo se asustó por la escena y mientras salíamos del peligro de la carretera y nos adentrábamos en los silenciosos y pacíficos suburbios de la ciudad, ella se puso el cinturón de seguridad, que había estado desabrochado todo el viaje. ¡Vaya! Más vale tarde que nunca.
Pero mi noche no habría sido nada si no hubiera tenido que escribir todo esto 2 veces, pues la computadora se apagó mientras lo redactaba la primera vez. Moraleja: La vida es una perra.
Dios... nada como una insultante, grosera y subjetiva narración para limpiar las penas del alma.

domingo, marzo 19, 2006

Perdóname, que no era mi intención enamorarme.

martes, marzo 14, 2006

Nombre

“¡Volved! Todavía se pueden ver las murallas de Sant Esteban, no os encontráis lejos”

“NO, no pienso volver”

“¿Pero que os he hecho yo? ¿Por qué la terquedad?”

“No voy a seguiros mucho tiempo, sólo hasta poder armarme caballero”

“¿No podéis ser más estúpido? La caballería no es un cuento de hadas”

“Lo sé, pero es mejor que ser panadero en un pueblo sin futuro... quiero aventuras, quiero conocer... quiero viajar... quiero irme”

“Curioso, pues yo sólo quiero regresar”

“¿No disfrutáis el ser caballero?”

“Mi espada anhela batallas, la caballería ha sido mi vida, mi motivo... miles de hombres han perdido la vida bajo el yugo de mi tizona, pero la arena del tiempo dicta sentencia y las batallas debo abandonar... Debo hacer justicia, y siendo lo justo, dar a cada quien lo que corresponde, mi corazón debe regresar al lugar que pertenece”

“¿Una mujer quizá?”

“Un recuerdo solamente, una imagen de mi pasado”

“¿Cómo os llamáis vuestra merced?"

“Pues:

Siendo que habéis preguntado, es mi nombre:
Aquel que las mozas lindas me quieran dar,
Aquel que me otorgue mi valor de hombre,
Mi espada, mi pecho, mi sangre...
¡Y mi bravura al batallar!

Soy la campana, que suena en el campanario,
Y es mi nombre, su angelical repicar,
Es mi nombre bendición y calvario,
Es melodía, poesía y llanto,
¡Es de gesta, un hermoso cantar!

Que sea mi nombre, el que tenga que ser
Mi cruz, la espada que he de portar,
Pues al pronunciarle veréis
Y apreciaréis su divinidad.
Si gustáis, Santiago me podéis llamar.”

lunes, marzo 06, 2006

Uno de atracción

El intercambio de miradas fue inevitable. Entró hacia unos segundos al vagón en el que llevabas ya varias estaciones y se sentó justo frente a ti. Pero desde que la viste sentiste una increíble presión en el pecho. ¿Sería atracción?. Respiraste profundamente y desviaste la mirada. Cuando por fin decidiste contemplarle de nuevo, lentamente e intentando ser discreto, descubriste que ambos sus ojos te esperaban ansiosos.
Parecía que ella examinaba los rincones mas oscuros de tu alma mientras el intercambio de miradas se prolongaba. Te costaba más y más respirar... Creíste que podías resistir más que ella... pero fuiste el primero en desviar la mirada. De reojo creíste ver una sonrisa en sus labios.
Pasaron algunos minutos. Luchaban violenta y salvajemente tu fuerza de voluntad y tu deseo. Su feminidad llamaba a tus ojos como lo hacen las sirenas a los marinos. Te pusiste tenso. Tu estomago comenzó a sentir tu estrés. ¿Te seguía mirando?. ¿Qué pasa si era así?. Tus manos... ¿En que posición estaban? ¿Se veía normal? ¿Se veía estúpido? Estaban sudando... Pero... ¿En que clase de estupideces te concentrabas?. ¿Aún te observaba?. Fingiste que te estirabas y aprovechaste para mirarla y salir de tu duda. Sus ojos se encontraron con los tuyos de nuevo y tu estomago se estremeció brutalmente. Ahora, en lugar de enfocar solamente tu vista en su mirada, prestaste mas atención en su rostro. Entre sus hermosas facciones de mujer, notaste una traviesa sonrisa. Ella se había dado cuenta que te ponía nervioso, y lo disfrutaba con pícara malicia. ¿Qué hacer en esa situación? Ella jugaba contigo. O al menos eso es lo que creías. Podías estar equivocado, y lo tenias bien presente. ¿Te equivocabas? Cruzaste tus brazos y la miraste fingiendo indeferencia. La sonrisa en su rostro creció y recargando sus codos en los muslos, colocó su rostro entre ambas sus manos mientras te miraba fijamente. Sonreíste de vuelta. Al hacerlo sentiste como la piel de la nuca se te erizaba. Por dentro estabas hecho un manojo de nervios. Algo había en ella, algo más que belleza. Era atracción animal. Su mirada despertaba en ti un deseo carnal que jamás habías sentido, incluso podías sentirlo recorrer la piel de tus brazos, y sentías su sensual respirar entre tu cabello. ¿Sería lujuria?. Deseabas hacer algo... pero tu cuerpo permanecía inmóvil. Sentiste que tu rostro perdía color, que se volvía pálido, pero no había forma de que verificaras esto. Ella mientras tanto parecía disfrutar de tu angustia. Sus ojos voraces indicaban que leía tus pensamientos. Ella suspiró satisfecha. Agua fría te recorrió la espalda. Sentiste aire en la entrepierna. Tragaste saliva. Sentías que sudabas, pero estabas perfectamente seco. Tus brazos estaban tensos, tus piernas también. Dolía.
El vagón ya estaba en ese momento vacío. No estabas seguro si tu estación ya había pasado, pero no podías moverte. Una pequeña risa salió de los labios de tu dominante. Algo te dijo, pero no prestaste atención. Su femenino tono de voz paralizó tu entender y te embelesó aun más. Ella lo sabía, sabía todo esto. Estaba conciente de su increíblemente irresistible y casi demoníaco atractivo animal. Eras victima del pánico. Eras como una presa indefensa ante un fiero depredador. Miraste sus brillantes y jugosos labios y sentiste un extraordinario deseo de probarlos. Se te hacia agua la boca. La piel de su cuello... ¿Sería tan suave como parecía? ¿Cómo seria al tacto?... ¿Y al gusto?. ¿Sería su cabello tan sedoso como parecía?. ¿A que olería?. ¿Era eso que olías su perfume?. Que delicia... ¿Cómo serían sus caricias? Suaves... Sensuales... Expertas... Ella sabía lo que te gusta... sabía donde tocar... sabía como tocar... sabía hacer lo que te gusta que te hagan. O al menos eso creías. La deseabas. Ella parecía saber todo esto. Inclino la cabeza un poco y te miro con melancolía. Mechones de cabello caían sobre su rostro. El resto reposaba impávido sobre sus hombros. Entre abrió los labios... Cerraste los ojos. Sentiste sus dedos pasar por tu cuello, sus labios recorrer tus orejas... Algo te susurraba... gemiste. Una sonrisa se dibujo en tu rostro. Abriste lentamente los ojos par esperando ver su sonrisa y respirar de su sensual aliento... pero descubriste que ella no se había movido de su lugar. Ahora te miraba extrañada. Fueron sólo fantasías. Pero... Algo se movía en tu entrepierna... ¿Sería? Si... tu sueño le había despertado... Ella parecía no haberse dado cuenta aún. Te reclinaste un poco hacía adelante para ocultar tu excitación, pero esto hizo mas obvio tu estado. Ella se sorprendió. Se oyó una risita.
El vagón se detuvo. Ella miró hacia fuera y sonrió. Se levantó, te sopló un beso y te guiño un ojo coquetamente sin dejar de sonreír. Con impotencia, viste como salía. Querías hacer algo, pero simplemente miraste. Nunca mas la volverías a ver. Te sentiste como un verdadero estúpido.