sábado, junio 24, 2006

Con el mar

¿Qué fue ese ruido?
Se detuvo. Todas las noches hacía el mismo recorrido. Con el poco dinero que le había sobrado después de comprar la comida, se compraba la botella más barata de aguardiente que había en la vinatería del viejo McArthur. Solía caminar por todo el entablado, bebiendo. Ahogando penas de un pasado que casi ya no recordaba, para llegar completamente ebrio a su choza ubicada en una orilla del muelle. Llevaba haciendo esto durante 18 años, y era la primera vez que escuchaba sonidos más allá de los cotidianos a esas horas de la noche.
Podía ser que el alcohol estaba surtiendo efecto... pero aún era temprano y su borrachera muy raras veces venia acompañada de alucinaciones.
La noche estaba muy clara, la luna resplandecía en el estrellado cielo, reflejándose en el calmo piélago negro azuloso. El ambiente estaba inundado de humedad salada y el aroma de madera vieja. El faro que iluminaba la calle estaba fundido, pero no hacía ninguna falta. El sonido del oleaje, los grillos y el rechinar de la madera de los botes se mezclaban con el zumbante silencio, saturando los oídos con su música.
Ahí esta otra vez.
Había a unos 10 o 15 metros de el, una figura mirando hacia el mar. La luz y el alcohol no le dejaban distinguir si era hombre o mujer. Se acercó lentamente, pero fingiendo indiferencia.
-Buenas Noches...-
La misteriosa figura no pareció escucharlo, pero a riesgo de hacer el ridículo diciéndolo de nuevo si es que el extraño lo escuchó la primera vez pero decidió ignorarle, siguió caminando.

“... Él entonces, la caja de tabaco enseñó,
Y gritó, y tomo a la entregada muchacha,
Si me amas tú.... como te amo yo,
No hay par tan feliz como nosotros dos.”

Una delicada y andrógina voz cantaba “el Amuleto”, un viejo cántico inglés.
Sintió como si le golpearan el pecho. Se detuvo de nuevo.

-Linda canción... me trae memorias, ¿Es usted de por aquí?-
Hubo un largo silencio.
-No, es la primera vez que vengo- Respondió el individuo.
Aun no podía afirmar si era hombre o mujer.
Una extraña tensión crecía lentamente entre ambos.
-¿Cuál es su nombre?- pregunto la figura.
-¿Cuál es el suyo?- Respondió
-Tengo muchos-
-Yo también-
-¡Casualidad!-
Silencio.
-Oiga... La canción que estaba cantando hace unos minutos, ¿la conoce?-
-Si... Es una canción que me hace recordar...-
-¿Viejos tiempos?-
-Mi esposa...-
-¿Y qué?-
-¿Perdón?-
-¿No quiere usted recordarla?-
Silencio.


-¿Qué hace aquí solo en el muelle?-
-Miro el mar... ¿Y usted?-
-Doy un paseo...-
-¿Qué es eso que está bebiendo?-
-No es nada...-
-¿Dónde esta su... Esposa? ¿Era esposa?-
-Si... ella murió hace casi 20 años, de neumonía...-
-¿Lo lamento?-
-¿Es eso una pregunta?-
-No lo sé, decídalo usted.-
-...-
-Nostalgia... ver el mar me hace sentir cierta nostalgia...-
-¿Cómo dice?-
-¿No lo siente? ¿No siente como el mar, con su triste mirada, nos invita a desahogar nuestras penas? El mar entiende que somos débiles. Comprende que nuestra tristeza es efímera. Y sabe muy bien que nuestra felicidad lo es aún más. Ya que el mar es sabio... Es probable que sea el único que sepa como dar consuelo a un alma en sufrimiento con su suave canto, delicioso aroma y cálido aliento.. Hay algo en su sencillez que... ¿Alguna vez se ha puesto a mirar el mar?-
-Hace mucho que no lo hago-
-¿Por qué?-
-No tengo tiempo-
-¿Es usted marinero?
-Lo fui hace mucho, hoy en día trabajo en una pescadería...-
-... Oh... ya veo...-
-¿Dónde trabaja usted?-
-En la fábrica que esta justo detrás de usted-
-... Ahí no hay nada, no veo ninguna fábrica-
-¿Ah no? Para mi es tan clara como la Luna-
-¿De que está usted hablando? ¡Ahí no hay ninguna fábrica!-
-Pero... Y si la hubiera... ¿Entonces me creería?-
-¡Pues claro!-
-¿Qué tal si le estuviese mintiendo?-
-¿Por qué lo haría? ¿Qué ganaría usted?-
-¿Qué gané con decirle que trabajaba en una fábrica inexistente?-
-Nada... Pero...-
-¿Por qué habría diferencia en el objetivo de mi mentira de existir tal lugar?-
-Pues...-
-Le mentí porque quise hacerlo-

Creyó dejar de ver a la figura por un segundo... pero después de parpadear varias veces para afinar su visión... descubrió que ahí seguía.

-Extraña a Susan ¿eh?-

Se le empalideció el rostro.

-¿Cómo sabe que su nombre era Susan?-
-Usted me lo dijo-
-No, no es cierto-
-Yo eso recuerdo...-
-¿Quién demonios eres?-
-...-
Una clara y serena mirada le petrificó.

-Tú... ¡Tú me arrebataste a Susan!...-
-Yo no le contagié de neumonía-
-Yo confiaba en ti...-
-Y yo en ti-
-¿Por qué no me dejaste regresar?-
-¿Yo?-
-No me dejaste estar con ella en su enfermedad... no pude estar con ella en su agonía...-
-¿De verdad?-
-¡Yo quería regresar!-
-Eso lo sé...-
-¡Yo quería estar con Susan!-
-¿La amabas?-
-Sabes que lo hacía... te lo dije muchas veces...-
-Ella te amaba mucho... me lo dijo-
-¿De verdad?-
-Sí...-
-¿Qué más te dijo?-
-Ella estaba feliz de que fueses marinero...-
-...-
-Y me pedía que te cuidara...-
-...-
-La noche en que partiste... me confesó sobre su enfermedad... me pidió que te mantuviese lejos mientras moría, pues no quería que la vieras sufrir... y me pidió que te dijera... que su vida comenzó cuando te conoció, y que no hubo día en el que no agradeciera al cielo que fueses parte de su vida... me pidió que te diera las gracias... –

Se mantuvo quieto en la misma posición, mirando al horizonte.

-Oye viejo amigo... te gustaría dar un paseo, como en los viejos tiempos- dijo él.
-Me encantaría- contestó la figura.


¿Qué fue ese ruido?
Se detuvo. Su bote le había pegado a algo. Pensó por un segundo que quizá era una piedra. Pero todas las mañanas hacía el mismo recorrido para salir del muelle lleno de pequeños botes pesqueros como el suyo y jamás había topado con ninguna piedra en 30 años. Se asomó para mirar qué era lo que había golpeado. El bote era pequeño, con una sola vela y una cabina para el piloto. Sólo cabían 3 personas como tripulación y ambos eran sus hijos, un par de bronceados y fuertes jóvenes.
Entre todos sacaron el cuerpo. Era el cadáver del marinero anciano y viudo del pueblo, ese que caminaba en las noches bebiendo y gritando por todo el entablado, aquel que vivía en esa vieja choza al final del muelle...

miércoles, junio 21, 2006

No más - 5

-¿Y la bruja?- Preguntó Ajedrez.
-La maté- Respondí.
-Soy joven, no pendejo-
-De donde vengo, es lo mismo-
-Me da lástima tu procedencia-
-Me daría lástima la tuya, pero no tienes- Dije burlándome.
-...-
-No sé qué le pasó a la pinche bruja... ¡Pero me vale!-
-¿Dundi’stán Raúl y Raúl?- Preguntó Tixfani.
-Ellos pues... están por nacer...-
-Eres la definición de “Estúpido”, ¿Te lo había dicho?- dijo el niño.
-Y tu chingas a tu madre... ¡Ah! Cierto... ¡no tienes!-
-Parecen divertirte ese tipo de bromas ¿eh?-
-No te haces una pinche idea-
-Y... ¿Dundi’stamos?-
-Sepa-
-Ay pendejo...-
-¿Y luego? ¿A dundi’vamus?-
-Sí... llevamos días caminando... ¿A dónde vamos?-

Hubo un largo silencio...

-Vamos a...- hice una pausa... – Vamos a buscarnos... otra caja de trailer-
-¿¿Qué??-
-Me oiste-
-¿¿Para qué coños queremos otra de esas mierdas??-
-Para vivir, pedazo de animal-
-No puedes estar hablando en serio...-
-Si no te parece la idea, lárgate-
-Oye'z, pos'tá güeno eso pero... ¿Di’ondi amos a sacar la madr'esa o qué?-
-Pues del mundo, obviamente-

Y sonreí.

No más - 4

Me dolió cuando abrí los párpados... Estaba empapado en sudor y pegado a la caja de trailer como si me hubiesen soldado a ella. El calor era tan abrasador que no podía moverme ni un centímetro...
Sentía cómo el sudor que empapaba mi cuerpo burbujeaba por culpa del hirviente sofocación a la que éramos sometidos sin piedad. Por un momento llegué a temer que mi sangre fuese a evaporarse... en mi cerebro no cabía otro pensamiento más que el dolor.
Con mucha dificultad respiraba en pequeñas inhalaciones y ruidosos jadeos por exhalaciones. De no ser por la cobija sobre la cual dormía, mi piel habría sido tostada por la lámina de la caja.

-¿Qué te pasa?-

Una figura frente a mi me observaba. Yo no podía ver bien...

-Eh... Erh... Egh...-

No pude decir nada.

-No te puedes mover... ¿Verdad?- dijo la figura – es como el día en que llegué...

Ahí me di cuenta que era Ajedrez... ¿Por qué él sí podía moverse y hablar?

-Pensé lo que dijiste... y decidí que me tengo que ir de aquí-

“¿Qué?”

-¿Quieres venir conmigo?-

“¡¿A dónde?!”

-Eghh... – intenté hablar pero no pude hacerlo...

-La vida nos espera... podemos iniciar de cero-

“¡NO! Niño... espera...”

A su lado apareció otra figura... una muy ancha...

-Aún no lo entiendezzz... ¿¿verdaddd??- dijo la segunda silueta- Este niño es tu salvación... Es el Virgilio de tu Dante. Él puede sacarte del infierno-
-Así es- Dijo Ajedrez.- Sígueme, que tu pasado no importa ya, no se te juzgará más-

“¿Infierno?”

-Hoy mis plegaa~aarias al santísimo terminan, te toca decidir a ti, pues así lo manda Dios nuestro Señor...-

“¿Quién eres? ¿De qué chingados hablas?”

-¿Saa~aabez porqué no puedezzz moverte?-

“¿Alguien más está viendo esto?” miré con pesadez por el rabillo de mi ojo derecho buscando a Tixfani o a Raúl... o Raúl... pero no encontré a ninguno...

-Poooorque... ¡¡Te rendiste’zzz, ante Satanázzzz!!! ¡¡AHHHH!!!~ Ephpheta, quod est, Adaperire in odorem suavitatis!!... Tu autem effugare, diabole; appropinquabit enim judicium Dei!!-

“¡¡¡La pinche bruja!!! ¡Es la pinche bruja! Pero ¿Por qué se está moviendo? ¿Qué hace Ajedrez con ella? ”

- Abrenuntias satanae?-

“¿Qué carajos?”

-Erghh... ah... –

-Todo está en tu mente- dijo el niño- Vives atormentado por tu propio fantasma, el fantasma de tu yo ya muerto-

“¡Cállate pinche mocoso! ¿Estuviste hablando con la bruja? Te dije que no lo hicieras... ¡Está loca!”

-Déjalo descansar en paz...-
- Abrenuntias satanae?-

“Ahh... necesito... poder... despegarme...”

-Pues esa persona...-
- Abrenuntias satanae?-

“Necesito... poder...”

-Ya no eres tú...-
- Abrenuntias satanae?-

“Romperle... el hocico...”

-Eres otra persona...-
- Abrenuntias satanae?-

“¡AAAGHH! ¡DUELE¡”

-Completamente nueva...-
- Abrenuntias satanae?-

“Creo... que me... estoy...”

-Te mantienes en este purgatorio-
-Abrenuntias satanae?-

“Despegando... un poco... no... ¡Carajo!”

-Porque tienes miedo a intentar de nuevo...-
-Abrenuntias satanae?-

“Todo... es mi... culpa...”

-Pero... jamás se intenta “de nuevo”... –
-Abrenuntias satanae?-

“No debí... hablarte... así”

-Siempre se intenta por primera vez...-
- Abrenuntias satanae?-

“No... debiste... venir...”

-'Un hombre jamás se baña 2 veces en el mismo río'-
- Abrenuntias satanae?-

“Nunca...”

-Tu “yo” actual, es distinto...
- Abrenuntias satanae?-

“Perdóname... Ajedrez...”

-Al que escapó... -
- Abrenuntias satanae?-

“¡Ni... ni siquiera puedo llorar por ti!”

-Y aquel es otro mundo... -
- Abrenuntias satanae?-

“¡¡Debimos aniquilar a esa bruja cuando tuvimos la oportunidad!!”

-Distinto al que dejaste...-
- Abrenuntias satanae?-

“Raúl tenía razón...”

-¿Tu esposa?... ¿Tus hijas?...-
- Abrenuntias satanae?-

“Eras sólo una carga...”

-No más-
- Abrenuntias satanae?-

“Tú Ajedrez...”

-Hoy, te ofrezco la oportunidad... -
- Abrenuntias satanae?-

“¿Qué hacías en nuestro averno?”

-De nacer en ese nuevo mundo...-
- Abrenuntias satanae?-

“Ese día en el que llegaste... era como este...”

-Y salir del infierno...-
- Abrenuntias satanae?-

“Quizá... no eras un prisionero más...”

-De tu propio subconsciente...-
- Abrenuntias satanae?-

“Tu eres... la cordura que queda en mi...”

-¿Aceptas?-
- Abrenuntias satanae? (¿Renuncias a Satanás?)-

“Amén (Así sea).”

El dolor invadió entonces mis órganos internos... y retorciéndome dejé escapar un agónico alarido...

martes, junio 20, 2006

No más - 3

Tuve un sueño horrible... era un sueño de mi pasado. Veía a mi esposa con otro hombre, riéndose de mi mientras hacían el amor, insultando mi virilidad entre lascivos jadeos y profundos gemidos... Veía a mi hija la mayor siendo tocada por su maestro de matemáticas... mientras el le susurraba suciedades al oído. La amenazaba que si decía algo la reprobaba y perdía la beca de excelencia. Lloraba todas las noches en su cuarto desconsolada. Incluso algunas noches se podía oír la regadera prendida. Era mi hija que se bañaba una y otra y otra vez, esperando así dejar de sentirse sucia. En mi trabajo mi compañera de oficina me acosaba. Fingía llamadas por teléfono y decía cosas sucias. Me mostraba su escote y pantaletas a propósito, fingía tropezarse para tocar mis partes y me hacía preguntas indecorosas de mi vida privada. Y por las noches, antes de regresar a mi casa, siempre le hacía una visita sexual a su departamento... Más por obligación que por placer... ella tenía un hijo mio... Un compañero de trabajo nos atrapó y me obligó a hacer transacciones ilegales con el dinero de la compañía para no delatarme. Hicimos una serie de inversiones que fracasaron una a una.

-Taba’sudandu... p’nsé qui t’ibas’ahogar- Dijo Tixfani. Eran aproximadamente las diez de la mañana.
-Era nomás una pesadilla- contesté
-Ah güeno...-
-Ah... tengo sed, voy a buscar algo de tomar... ¿Vienes?-
-No, mejor no-
-Bueno-
Salí y comencé a caminar. Estaba lloviendo un poco, no lo suficiente para tomar agua de lluvia. Saqué mi navaja y empecé a cortar y pelar tunas. Después de unas 3 o 4... emprendí el regreso.

-¿A dónde vas?- Dijo Ajedrez, que se encontraba sentado en una piedra.
-¿Tú qué haces aquí?- le contesté
-Yo pregunté primero-
-Voy de retro, vine por tunas-
-Oh... entonces te dejo continuar tu camino-
-Hazte pendejo... contesta, ¿qué haces aquí?-
-Me paseo-
-¿Estás escapando?-
-No soy su prisionero, la palabra “escapar” está mal empleada-
-No eres prisionero nuestro... pero sí de tu circunstancia-
-...-
-¿Ah verdad? Pendejo...-
-...-
-Contesta ¿Estás escapando?-
-No...-
-... ¿qué? Perdón, no te escuché...-
-¡Que no!-
-Te da miedo ¿verdad?-
-No sé que sea eso-
-Te da miedo que si lo logras, te decepciones ¿no es así?-
-No...-
Hubo un largo silencio.
-Me da miedo que si lo logro- Dijo el niño- No sea capaz de entender... o de asimilar ese mundo... y termine deseando volver al trailer...-
-¿Qué?... ¿por eso no escapas?-
-¿Mande?-
-Tarado... a tu edad no deberías pensar esas pendejadas, niño bruto, si quieres irte, vete, y olvídate de las consecuencias... Después habrá tiempo de pensar en ellas cuando lleguen... Este tipo de cosas se hacen y ya-

El niño comenzó a llorar... yo lo abracé.
Nunca supe por qué... pero definitivamente ese niño era fuera de lo ordinario... a veces, cuando lo pienso mucho, llego a creer que no era un ser humano...
Cuando el niño dejó de llorar, dejó de llover... y regresamos a la caja.

sábado, junio 03, 2006

No más - 2

-Ya me estaba aburriendo... qué bueno que despertaste- dijo Ajedrez que se encontraba recargado en una puerta mirando el violeta amanecer. Eran aproximadamente las 5 de la mañana.
-¿Dormiste bien mocoso?- le pregunté.
-Sí, dentro de lo que cabe... –
-Dios mío... ¿No puedes hablar como un niño de tu edad?-
-Jamás he tenido el placer de conocer alguno, ¿recuerdas?-
-Sí, pero ninguno de nosotros hablamos así... no me explico...-
-Supéralo-
-Ya cállate-
Nos quedamos en silencio algunos momentos. El niño no tenía la culpa de ser así. Se merecía algo mejor en verdad, pero estaba junto con el resto de nosotros condenado a cumplir sentencia en la caja trailer. ¿Cuál habrá sido su crimen?.
-Oye...- dijo el niño- ¿y si nos vamos de aquí?-
-No tenemos a donde ir, por eso estamos aquí- le contesté...
-Pero... es que... esto no puede seguir así-
-¿Seguir cómo? No sufres, no trabajas, no tienes responsabilidades...-
-Nunca las he tenido...-
-¿Para qué quieres tenerlas?-
-Para vivir...-
-Estás vivo, déjate ya te estupideces-
-No, esto no es vivir, esto es sobrevivir... quiero una de esas vidas que todos ustedes cuentan, quiero experimentar algo más que 5 pseudo-individuos que huyen de una vida que no comprendo y jamás he experimentado... quiero conocer...-
-El mundo allá afuera no es lindo, por eso escapamos, ¿no habías pensado en eso?, La gente allá sufre, llora, se agobia, mata y es matada, maltrata y es maltratada... Aquí no, por eso estamos aquí, porque aquí somos felices-
-Pues si es así, quiero ser infeliz...-
Hubo silencio...
-Estas enfermo de algo muy feo niño...-
-Quiero irme de aquí...-
Tixfani despertó en ese momento, él estaba justo del otro lado de la caja, frente a mi.
-Buenzz días... – dijo con ese extraño acento que lo caracteriza.
-Hola carnal- contesté
-Buenos días – dijo el niño
-Y... ¿qui vamzz’acer el día di’oy o qué?-
-Lo mismo que todos los días, compadre-
-Pudrirse hasta morir- dijo el niño.
-¡Ciérralo mocoso!-
-Sss... eh.. ¿Qui’trai?-
-No sé, anda raro... ni lo peles-
-Güeno...-
-Pues ¿qué te parece si vamos a buscar algo de comer?
-Qué te parece si mejor te armas de valor, decides por fin enfrentar los fantasmas de tu pasado y nos vamos de este infierno en caja-
-A ti ni quién te hable, pinche mocoso amargado...-
-Ah chingá, ¿tons mi decías a mi?-
-Simón, vámonos Tixfani-
Salimos de ahí, el niño estaba muy molesto ese día en especial. Hacía ya algunas semanas que nos pedía que saliéramos del trailer, pero no podemos, no tenemos a donde ir. Y si ahí estábamos bien, nadie encontraba motivo para escapar. Regresamos con tunas y nopales, y Tixfani se las ingenió para atrapar 2 víboras de cascabel... sabían horrible pero era algo de proteína al menos...

-Qué onda, a desayunar- Les dije a Raúl y a Raúl.
-¿Cómo andamos carnal?- Me dijo Raúl mientras se rascaba la axila.
-Bien bien, ¿ustedes?-
-Mal- contestó Raúl que estaba justo detrás de Raúl, quitándose el pelo de la cara- Pinche Raúl se pedorreo cabronamente toda la noche.
-Ni modo güey, pedo con sueño no tiene dueño- contestó Raúl.
-Como tú no eres el que se los fuma, ¿verdad pendejo?-
-¿Ya terminaste’s? ¿Podemos comer?-
-Pedorro...-
-Chillón...-
-¡Raúl!- dijo el niño mientras se comía una tuna.
-¿Qué?- contestaron ambos.
-¿Verdad que sí?-
-¿Sí qué?- dijo Raúl
-Tú di que sí-
-Ay no mames- dijo Raúl
-Sí, no mames- contestó Raúl – Verdad que sí ¿qué?-
-El morro anda con que se quiere escapar de nuevo- dije yo
-Pos vete güey- dijoRaúl
-No seas estúpido, no puedo hacer eso solo, soy muy pequeño- dijo Ajedrez- Además si llego a la carretera, o mejor aún, a un pueblo, nadie me va a tomar en serio, de hecho, estaría expuesto a todo género de maniacos y violadores, no es por nada, pero soy un niño muy bonito- y sonrió.
-Ja ja ja ja ja ja, ¿qué le dieron al chamaco? ‘ora’sta carita se siente el pendejo- dijo Raúl.
-Ya cállate Ajedrez, al rato salgo contigo a cazar coyotes o algo...- dije.
-No hay coyotes aquí, imbécil ¿Cuántas veces te lo tengo que decir?- contestó Ajedrez.
-¿Quién chingados le enseñó al niño a insultar?- Pregunté indignado
-Tixfani- dijo Raúl.
-‘Ora yo... ¿fuiste’z tú pa’quí ti’aces? Tú te la pasas a dice y dice majaderillas-
-Ejem... “majaderías” Tixfani- dije yo.
-D’esas madres-
-Bueno, el punto es que nadie va a irse de aquí, ‘tamos bien, y es todo pinche chamaco...- le dije a Ajedrez.
-Hagan lo que quieran, montón de trogloditas antropoides...-
Todos hicimos una silenciosa pausa...
-No, ya mamó- dijo Raúl
-A ver, a ver– dije yo – sí, te oyes muy chido y todo pero dime, ¿Qué chingados significa antropoide y troglodita? Ni sabes mocoso pendejo, es nomás por hablar como mamón-
-Antropoide- dijo Ajedrez - es un adjetivo y es lo dicho de un animal, especialmente de un mono antropomorfo, esto es, que por sus caracteres morfológicos externos se asemeja al hombre. Troglodita en cambio es un adjetivo y/o sustantivo usado para referirse a una persona que habita en cavernas y/o con tendencias bárbaras y crueles.-
-Puta madre... - dijeron Raúl y Raúl al unísono.
Hubo un silencio.
-¿Qué chingada madre eres, cabrón?- dije desconcertado - ¿Traes contigo un pinche diccionario o qué?-
-¿Quién es el pendejo ahora?- dijo Ajedrez esbozando una petulante sonrisa.

Ese día no hizo mucho calor, de hecho amenazaba con llover. Y aunque todos esperábamos con ansias que así fuese, no pasó... yo le enseñe a Ajedrez a jugar fútbol con una biznaga que des-espinamos. Estaba bien dura, y hacía años que no me movía, entonces me cansé poco después de empezar. Tuxfani tuvo que hacerme relevo. Hasta eso es muy bueno jugando, sin tomar en cuenta sus problemas de equilibrio, claro está. Raúl y Raúl se la pasaron jugando “venciditas” y más tarde le enseñaron a Ajedrez a escupir gargajos y a “romper madres”. La bruja Sofía se la pasó como siempre, repitiendo una y otra vez conjuros en latín o en griego o algo así... Nadie nunca la pela, es lo que lo hace más escalofriante. En la noche nos quedamos a ver las estrellas un rato, pero como seguía nublado, no vimos mucho. Al menos las paredes y suelo de metal de la caja trailer se enfriaron un poco, haciendo que esa noche, dormir, fuese más cómodo...