lunes, marzo 06, 2006

Uno de atracción

El intercambio de miradas fue inevitable. Entró hacia unos segundos al vagón en el que llevabas ya varias estaciones y se sentó justo frente a ti. Pero desde que la viste sentiste una increíble presión en el pecho. ¿Sería atracción?. Respiraste profundamente y desviaste la mirada. Cuando por fin decidiste contemplarle de nuevo, lentamente e intentando ser discreto, descubriste que ambos sus ojos te esperaban ansiosos.
Parecía que ella examinaba los rincones mas oscuros de tu alma mientras el intercambio de miradas se prolongaba. Te costaba más y más respirar... Creíste que podías resistir más que ella... pero fuiste el primero en desviar la mirada. De reojo creíste ver una sonrisa en sus labios.
Pasaron algunos minutos. Luchaban violenta y salvajemente tu fuerza de voluntad y tu deseo. Su feminidad llamaba a tus ojos como lo hacen las sirenas a los marinos. Te pusiste tenso. Tu estomago comenzó a sentir tu estrés. ¿Te seguía mirando?. ¿Qué pasa si era así?. Tus manos... ¿En que posición estaban? ¿Se veía normal? ¿Se veía estúpido? Estaban sudando... Pero... ¿En que clase de estupideces te concentrabas?. ¿Aún te observaba?. Fingiste que te estirabas y aprovechaste para mirarla y salir de tu duda. Sus ojos se encontraron con los tuyos de nuevo y tu estomago se estremeció brutalmente. Ahora, en lugar de enfocar solamente tu vista en su mirada, prestaste mas atención en su rostro. Entre sus hermosas facciones de mujer, notaste una traviesa sonrisa. Ella se había dado cuenta que te ponía nervioso, y lo disfrutaba con pícara malicia. ¿Qué hacer en esa situación? Ella jugaba contigo. O al menos eso es lo que creías. Podías estar equivocado, y lo tenias bien presente. ¿Te equivocabas? Cruzaste tus brazos y la miraste fingiendo indeferencia. La sonrisa en su rostro creció y recargando sus codos en los muslos, colocó su rostro entre ambas sus manos mientras te miraba fijamente. Sonreíste de vuelta. Al hacerlo sentiste como la piel de la nuca se te erizaba. Por dentro estabas hecho un manojo de nervios. Algo había en ella, algo más que belleza. Era atracción animal. Su mirada despertaba en ti un deseo carnal que jamás habías sentido, incluso podías sentirlo recorrer la piel de tus brazos, y sentías su sensual respirar entre tu cabello. ¿Sería lujuria?. Deseabas hacer algo... pero tu cuerpo permanecía inmóvil. Sentiste que tu rostro perdía color, que se volvía pálido, pero no había forma de que verificaras esto. Ella mientras tanto parecía disfrutar de tu angustia. Sus ojos voraces indicaban que leía tus pensamientos. Ella suspiró satisfecha. Agua fría te recorrió la espalda. Sentiste aire en la entrepierna. Tragaste saliva. Sentías que sudabas, pero estabas perfectamente seco. Tus brazos estaban tensos, tus piernas también. Dolía.
El vagón ya estaba en ese momento vacío. No estabas seguro si tu estación ya había pasado, pero no podías moverte. Una pequeña risa salió de los labios de tu dominante. Algo te dijo, pero no prestaste atención. Su femenino tono de voz paralizó tu entender y te embelesó aun más. Ella lo sabía, sabía todo esto. Estaba conciente de su increíblemente irresistible y casi demoníaco atractivo animal. Eras victima del pánico. Eras como una presa indefensa ante un fiero depredador. Miraste sus brillantes y jugosos labios y sentiste un extraordinario deseo de probarlos. Se te hacia agua la boca. La piel de su cuello... ¿Sería tan suave como parecía? ¿Cómo seria al tacto?... ¿Y al gusto?. ¿Sería su cabello tan sedoso como parecía?. ¿A que olería?. ¿Era eso que olías su perfume?. Que delicia... ¿Cómo serían sus caricias? Suaves... Sensuales... Expertas... Ella sabía lo que te gusta... sabía donde tocar... sabía como tocar... sabía hacer lo que te gusta que te hagan. O al menos eso creías. La deseabas. Ella parecía saber todo esto. Inclino la cabeza un poco y te miro con melancolía. Mechones de cabello caían sobre su rostro. El resto reposaba impávido sobre sus hombros. Entre abrió los labios... Cerraste los ojos. Sentiste sus dedos pasar por tu cuello, sus labios recorrer tus orejas... Algo te susurraba... gemiste. Una sonrisa se dibujo en tu rostro. Abriste lentamente los ojos par esperando ver su sonrisa y respirar de su sensual aliento... pero descubriste que ella no se había movido de su lugar. Ahora te miraba extrañada. Fueron sólo fantasías. Pero... Algo se movía en tu entrepierna... ¿Sería? Si... tu sueño le había despertado... Ella parecía no haberse dado cuenta aún. Te reclinaste un poco hacía adelante para ocultar tu excitación, pero esto hizo mas obvio tu estado. Ella se sorprendió. Se oyó una risita.
El vagón se detuvo. Ella miró hacia fuera y sonrió. Se levantó, te sopló un beso y te guiño un ojo coquetamente sin dejar de sonreír. Con impotencia, viste como salía. Querías hacer algo, pero simplemente miraste. Nunca mas la volverías a ver. Te sentiste como un verdadero estúpido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola chaaaaaaaaampp!!!!!!!!
jajajajajjaja...lo siento..tenia k hacerlo...

esta muy muy chido tu kuento..es extraño pero konoces demasiado los sentimientos de los k eskribes....eso es bien!!...deskribes todo muy muy chido....me gusto!!! woooooow!!!!!

ciaooo...