jueves, abril 06, 2006

“¡Ejecución!”

El chirriar de los grillos y un lejano ulular de un solitario búho era todo lo que se escuchaba aquella noche de otoño. Veloz como lobo, el joven Kanon se deslizaba entre las sombras hasta llegar a la ventana trasera de la casa del Alcalde... Lentamente abrió la ventana y entró con sigilo. De su bota, sacó una delgada daga y cruzo la sala de estar hacia el lujoso vestíbulo, donde se encontraban las escaleras que lo dirigirían a su objetivo. Llegó al segundo piso, cuidadosamente abrió una de las puertas y lo encontró, el alcalde, acostado en su cama, profundamente dormido y emitiendo un sonido que bien podía ser el chillar de un gato enfermo... Hábilmente con una mano le tapó la boca, y con la otra asestó una puñalada mortal en la garganta de su victima, sin dejar escapar más que unas pocas gotas de sangre, todo sucedió en unos pocos segundos... Kanon torció la daga, para asegurarse que su victima estaba muerta y salió de la habitación, sin embargo no había llegado a las escaleras, cuando una de las criadas lo golpeó en la cabeza con un sartén.

El bullicio de la gente era ensordecedor, la plaza central estaba repleta de hombres que habían faltado a sus trabajos y escandalizadas mujeres con sus hijos. En el centro en un gran podio de madera, estaba Kanon amarrado y en una silla, con una expresión de calma, a su lado se encontraban 2 guardias, los cuales mantenían la hoja de sus lanzas cerca del joven criminal. Ya que el Alcalde estaba muerto, se había mandado traer un juez de la capital, para que decretara la sentencia del muchacho. Después de unos minutos, un silencio tétrico envolvió el área mientras la gente le abría el paso a un elegante caballo blanco y su jinete, el cual llevaba un sable en su cinturón y un finísimo traje de militar blanco con azul. Al llegar al podio, el hombre se bajó de su caballo, se acercó a Kanon y lo observó un poco mientras en su rostro aparecía una sonrisa. Kanon sonrió también y el hombre se dió la vuelta. “¡Ciudadanos! Soy el capitán Roh, he sido enviado desde la capital para asistir este juicio, sin embargo...” dijo Roh haciendo una ligera pausa “No seré yo quien juzgue al este muchacho, serán ustedes, yo sólo dictare la sentencia oficial. Por favor elijan a 16 representantes que tomarán la decisión final”. “¿Qué?” “¿De qué habla?” “¿Nosotros?” “¿Está Usted loco?” se alcanzó a escuchar de entre la bulla ocasionada por la confusión que causó tan extraña orden. “Pero es obvio que es culpable” dijo la criada que se encontraba en primera fila “Yo lo vi cuando salía del cuarto del Señor, justo después de haberlo matado”. “Oh, ¿Es eso cierto?” dijo Roh con tono sarcástico, “Si señor, yo fui quien detuvo al ese malhechor” Respondió la mujer seriamente y algo enfadada. Roh sacó su sable y apuntó al rostro de la criada con violencia, “Entonces, está usted bajo arresto” “Pero ¿Por qué?” dijo asustada la mujer, “Pues porque usted no es policía, y sólo los policías tienen el poder de arrestar y golpear si es necesario a un criminal” Dijo satisfecho Roh, “¡Pe...! ¡Pero si había matado al Señor! ¿Esperaba que me quedara viendo como se salía con la suya?” Dijo la criada gritando desesperadamente. “Tiene razón, la perdono” Dijo Roh guardando su sable “Pero ya que escuché sus motivos, y estos la salvaron de su condena... ¿No sería justo que escuchásemos los motivos de este joven también?”. La gente comenzó a discutir nuevamente. El capitán tenia razón. Poco después, 16 personas, incluyendo a la criada, subieron al podio.
Roh se acercó a Kanon, esperó que la multitud guardara silencio, y preguntó “Dime hijo, ¿Por qué mataste al Alcalde de esta ciudad? ¿Tenías algún motivo?”. Kanon lo vio fijamente y luego sonrió “Lo hice porque era mi trabajo” Dijo finalmente el joven. “¡Es culpable!” gritó la mitad de los representantes, “Es un asesino a sueldo, y merece la muerte”. Roh los miró con desinterés “No he dicho que pueden dictar sentencia aún, esperen un poco y reflexionen la información”. Roh miró a Kanon de nuevo, “¿Entonces admites el haberlo matado?” “Absolutamente” respondió Kanon casi de inmediato. “Sabes que arruinaste la convivencia y seguridad de este pueblo con tus acciones, ¿No es verdad?” Preguntó Roh, “Sinceramente no me importa señor, no pertenezco a este pueblo, no siento lazos de solidaridad ni fraternidad con su gente, y estoy seguro que ellos tampoco los sienten” Respondió Kanon con tono acusador. “¿Por qué lo dices?” dijo intrigado Roh. “La verdad señor, es que yo llevo unas pocas semanas aquí, pero a nadie parece interesarle el progreso de este pueblo como comunidad. El Alcalde, en lugar de reparar caminos, incrementar la seguridad o arreglar el muelle, rentaba este lugar como puerto para los Piratas, los cuales una vez a la semana robaban las casas, una que otra mujer de la aldea y zarpaban a alta mar, para volver a la semana siguiente. La gente una vez al día tira la basura por la ventana hacia la calle; hay días que el recogedor de basura no pasa, y hay tanta basura en la calle que ni los caballos pueden cruzar por ahí. Y por último los hermanos Hauss, desataron una pelea con la familia Kinn, y 2 veces al mes salen a las calles disparando sus pistolas y ondeando sus sables para marcar su territorio, hiriendo a gente inocente en el proceso...” Respondió Kanon seriamente “Si quieren culpara a alguien de la inseguridad y la mala convivencia del pueblo, que se culpe a sus habitantes, es su actitud, no la mía la que los arruina”.
Roh, volteó a ver a los representantes con intriga, pero estos estaban atónitos. Miró al pueblo, pero nadie se atrevía a pronunciar ni una palabra. Roh regresó con Kanon y continuó con el interrogatorio, “Y ¿Quién te ordenó matar al Alcalde, muchacho?” “Él mismo, señor, él me pagó para que lo matara” respondió tranquilamente. “¿Cómo te atreves?” gritó la criada junto con algunos otros representantes “¡Que te ejecuten por mentiroso! Es imposible que alguien pague por ser asesinado”. “Parecería imposible que en un pueblo como este, aún vivan tantos idiotas” respondió enojado Roh “Pero sucede”. “¿Señor?” dijo Kanon con cortesía, “Si se me permite, puedo probar que lo que digo no son mentiras” “Adelante” respondió Roh. “En mi bolsillo izquierdo, hay un papel, por favor sáquelo y léalo”. Roh lo sacó y le hecho un vistazo. “Hace unos 5 años, en Koshack, mi aldea natal, un hombre me contrató para que lo matara” comenzó a contar Kanon “Me dijo que su vida había dejado de serle útil a la demás gente, ya que se había encaminado hacia un mundo de excesos y corrupción, sin embargo, me pidió que fuera después de 5 años, ya que intentaría dejar todo en orden antes de su partida. Al parecer él no cumplió su palabra.”

“A través de este papel hago saber que yo, el Alcalde Osar, de la aldea Atress, he contratado a Kanon Sif, para que me mate dentro de 5 años a partir de hoy, día 45 del año de la Serpiente”

“Si se me va a ejecutar, que sea por ser un hombre de mi palabra, y por ayudar a este pueblo con su decadencia aunque sea un poco” Dijo finalmente Kanon. Roh sonrió y miró al jurado “¿Y bien? ¿Cuál es la sentencia?” El jurado permaneció en silencio, Roh pasó el papel entre los representantes para que verificaran que era oficial. Roh los observó con impaciencia, y se volteó hacia el pueblo “Espero que esto sea una lección para todos. Esos 16 representantes, serán desde ahora los ‘Alcaldes’ en esta aldea. Una vez al mes vendré a ver su progreso. De seguir las cosas igual, el ejercito Imperial vendrá y quemara al aldea completa”. Roh miró a los representantes de nuevo y dijo impaciente “¿Ya tomaron su decisión?” Ellos miraron al capitán y luego a Kanon, “Desátenlo” finalmente ordenaron “Dejen libre al muchacho, hoy no habrá ejecución...”
(Escrito en el 2003 para una escuela con el objeto de promover valores cívicos)
(La ortografía y la redacción del texto original permanecen intactos)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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