domingo, enero 15, 2006

El viejo camino

Era el viejo camino que ya nadie usaba, aquel que llevaba a la vieja represa que se secó hace algunos años. Ahora sin propósito, se deterioraba lentamente, llenándose de pequeñas hierbitas día con día, rodeado por un ambiente semi-desértico.
En sus épocas gloriosas, no había día que no hubiera gente pasando. Los caballos de mercaderes, arrastrando las carretas con barriles llenos de agua, los niños felices, listos para ensuciarse, para trepar los verdes y frondosos árboles que crecían a los lados del popular sendero, los viajeros, misteriosos forasteros de procedencia desconocida y destino aun mas ignoto. Pajarillos, risas infantiles, clip-clop de las pezuñas, eran los sonidos que llenaban el alegre ambiente de esta conocida senda. Fue durante la guerra de bronce, que el sonido que invadía el paradisíaco entorno, eran las pezuñas de los corceles, cargando a sus metálicos jinetes, galantes caballeros, listos para adentrarse en la batalla, todo por el honor del Rey. La noble y valiente milicia los seguían, de pie, armados hasta los dientes, jalando las catapultas, cargando la comida.
Pero ya nada transitaba por esa vieja vereda empedrada. Sólo un que otro niño travieso, que a pesar de las advertencias de su madre, recorría temeroso el seco trecho en busca de aventura. Algún mercenario, en busca de alguien que necesitara su servicio, de trabajo en trabajo. Uno que otro vagabundo, escapando a una vida pasada, sin un futuro asegurado, silbando alegremente una canción que aprendió hace mucho tiempo, de cuya letra ya no se acuerda y que le trae memorias de tiempos felices, tiempos en los que jamás creyó que terminaría escapando de una engañosa vida, que terminaría en catástrofe. Jóvenes fugitivos, en busca de una vida mejor, con hambre y frío, pero aún así con esperanzas de felicidad, llenos de sueños de gloria, de hambre de vida, de sed de conocimiento, y con inocencia y bondad de sobra.
Era el viejo camino que ya nadie usaba, aquel que llevaba a la vieja represa que se secó hace algunos años. Que ahora sin propósito, se deterioraba lentamente, llenándose de pequeñas hierbitas día con día, rodeado por un ambiente semi-desértico. Si, ese viejo camino.

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